Los secretos
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Naruto AU/AR › General
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Disclaimer:
I do not own Naruto, nor any of the characters from it. I do not make any money from the writing of this story.
Los secretos
Capítulo 1
El secreto de Kakashi
Me llamo Hatake Kakashi y tengo 14 años. Como capitán de los ANBU de Konoha que soy tengo mucho trabajo últimamente, la aldea no pasa por buenos momentos estos meses. Tras la muerte de mi sensei, el Cuarto, las naciones enemigas han intentado aprovecharse de la debilidad causada por la casi total destrucción que provocó el Kyuubi así que todos los habitantes de Konoha ponen de su parte, ya sea protegiendo la aldea como reconstruyéndola. Acababa de terminar una misión de vigilancia cuando decidí ir a visitar la tumba de mi amigo Obito y fue entonces cuando la vi. Alguien que cambiaría mi vida en ese mismo instante y para siempre.
Antes de llegar a la tumba donde estaban los nombres de los héroes muertos durante sus misiones, donde estaba el nombre de mi amigo, sentí una presencia. Supuse que sería alguien que, al igual que yo, venía a visitar a un ser querido, por lo que esperé oculto tras unos árboles para no molestar. La chica permanecía inmóvil mirando la gran roca con forma de punta de kunai llena de pequeñas inscripciones y fue entonces cuando la expresión de su cara comenzó a cambiar. Dos lágrimas brotaron de sus brillanres ojos verdes y comenzó a llorar desconsoladamente en silencio. Se me partió el corazón. Entonces, fue cuando escuché su voz entre sollozos que rompían el alma.
-Estoy orgulloso de ser vuestra hija...porque sois héroes...sois héroes que todo el mundo recordará...pero...pero...no puedo evitar...estar triste...me siento tan...tan...sola...
Cuando quise darme cuenta, las lágrimas también rodaban por mis mejillas. Yo comprendía perfectamente los sentimientos de aquella niña de cabello negro, la tristeza de sus verdes ojos me hacia sufrir... porque yo también...me sentía solo.
Ya han pasado 12 años desde aquel momento. La situación de Konoha ha mejorado enormemente desde entonces, al igual que ella. Emina tiene ahora 20 años y trabaja como profesora en la academia ninja. Es muy sonriente y hace bromas, sobre todo con los niños, de los que siempre se preocupa. Realmente, me extraña que no esté ya casada y con hijos puesto que ella es muy amable, trabajadora y maternal. Quizás se deba a su encantadora ingenuidad o a su eterna preocupación por Naruto que no tiene tiempo para hombres. Y os estaréis preguntando que cómo sé todo esto sobre ella, ¿verdad? Aunque parezca increíble, no he tenido el valor suficiente para hablarle en estos 12 años, nunca encontré ninguna excusa que considerase lo suficientemente buena para usar ( y eso que tengo millones y bien absurdas XD). Así que la observé, que para eso soy ninja, ¿no?
Hoy eran las presentaciones de profesores y grupos de los recién graduados genins. Hokage-sama insistió en que tomara a mi cargo el grupo 7, al parecer el grupo al que pertenecía Naruto y ella el grupo 11. Casi estuve por no aceptar porque nunca he aprobado a nadie ( y suspender a Naruto pondría muy triste a Emina pero me niego a regalar un aprobado) pero decidí intentarlo. Tras visitar la casa de Naruto con Hokage-sama durante la hora de comer, me fui a la tumba de Obito en vez de ir a la presentación en la academia. Tenía... miedo. Pero...¿por qué? Ahora es el momento, me decía a mi mismo. Es el momento que estaba esperando para poder empezar una relación, aunque sólo fuese de senseis. Naruto era la excusa perfecta. Pero este miedo...¡ya está! toda misión necesita un buen plan, así que me decidí a idear uno. Hoy sería el día en que Emina-sensei y yo comenzaríamos una relación. Aunque, la cosa no saldría como yo planeé en un principio...
Estuve dos horas pensando posibles planes que desechaba al momento, igual que la primera vez que la ví siendo un niño. Pero si no me daba prisa, Emina se iría a su casa y habría perdido mi gran oportunidad (bueno, y mis nuevos alumnos perderían la paciencia de paso XD). Asi que me decidí. Corrí como el viento hasta llegar a la academia y busqué la ventana de la sala de profesores. Como supuse, Emina siempre antes de irse a casa después de las clases suele organizar algunos documentos para tenerlo todo ordenado al día siguiente (ya dije que era muy trabajadora). La encontré subida a una escalerilla colocando unos montones de papeles en los estantes más altos. Y estaba sola. Aquí comenzaba mi plan. Todo lo que tenía que hacer era entrar lo más rápido posible para hacerle creer que tenía mucha prisa por conocer a mis nuevos alumnos pero que no había podido llegar antes porque tuve que pararme a ayudar a unos niños indefensos de los típicos adultos matones (Emina era tan ingenua que seguro que se lo creería). Yo quedaría como un defensor de los niños y así empezaría nuestra relación con muy buen pie. Pero realmente mi plan fue un completo desastre porque cometí un error tan grave como tonto Uu_\.
Entré como una exhalación por la ventana en vez de venir corriendo por el pasillo como habría sido lo normal. Esto provocó que Emina se sobresaltara creyéndome un atacante y como iba desarmada y con las manos ocupadas, el nerviosismo y el sobresalto le hicieron perder el equilibrio. Yo, al darme cuenta de lo que pasaría después, me lancé para agarrarle pero Emina-sensei pareció estabilizarse y yo choqué brutalmente contra la escalera y caí de espaldas al suelo. Luego, noté como algo caía sobre mí. Mi plan se había ido a la mierda y había perdido mi gran oportunidad. Me deprimí. Pero entonces, cuando abrí los ojos me alegré de que el plan hubiera fallado.
Con mi brutal choque, había desestabilizado la escalera de tal manera que Emina-sensei, que no se había equilibrado del todo, perdió el equilibrio completamente y cayó sobre mí. Así que me encontré tirado en el suelo, rodeado de montones de papeles desordenados y una sorprendida Emina sobre mi pecho. Se levantó rápidamente pero cuando me vio supuso quien era y enseguida me tendió una mano para ayudarme mientras se disculpaba preocupada por el estado en que me encontraba.
-Tranquila, estoy bien- le respondí con una sonrisa oculta bajo mi máscara y tomé su mano para levantarme.
-Menos mal-me sonrió aliviada. Entonces noté como una oleada de calor me subía por todo el cuerpo hasta llegar a mi cara y me alegré de llevar la máscara-Por cierto, tu eres Kakashi-sensei, ¿verdad?
-Así es. Y tu eres Emina-sensei.-le devolví la sonrisa.
-No sabía que fuese tan famosa, jeje-rió divertida mientras comenzaba a recoger documentos del suelo-Tu grupo debe de estar ya desesperado así que será mejor que te des prisa en reunirte con él.
-Claro-le respondí sin dejar de sonreír-, pero primero te ayudaré a recoger este desastre que yo he provocado-y comencé a recoger papeles del suelo también.
-No, no te preocupes, si no hace falta...-en ese momento, Emina recogió el mismo documento que yo estaba agarrando por el extremo contrario al que ella tenía sujeto. Nuestras miradas se encontraron y me dedicó una cálida e inocente sonrisa-Los chicos tienen que estar impacientes por conocer a su nuevo sensei, sobre todo Naruto... no les hagas esperar.
No pude resistirme a esa dulzura con la que hablaba de sus antiguos alumnos, así que después de disculparme por la que había liado me fui por el pasillo hacia la clase donde me esperaba mi grupo. Sin ninguna prisa, por supuesto n_\. Me sentía tan inmensamente feliz, había conseguido lo que deseaba desde hace 12 años, por fin había hablado con Emina y parece que no le había caído mal del todo (bueno, fue ella la que me cayó a mí XD)...pero había algo que me tenía preocupado. Aquella sensación cuando me di cuenta de que estaba sobre mí, la misma que tuve cuando me sonrió, la misma cuando nuestros ojos se encontraron...quería volver a sentirlo, quería volver a verla, quería estar con ella...un momento...espero que no sea eso pero...¿y si fuera...?¿y si yo estuviera...?no, eso es imposible... pero ...¿y si realmente era...?
Un borrador me devolvió a la Tierra. Mis nuevos alumnos me habían preparado una trampa de pardillo y yo había caído en ella como uno. Así que lo único que se me ocurrió decirles en ese momento fue la primera impresión que me dieron: no me gustaron nada.
Cuando volví esa noche a casa me seguía haciendo la misma pregunta...¿y si realmente era amor?
Pero...¡es que eso era completamente imposible! y nunca me he sentido atraído por ningúna mujer como ella, así que no sé que hacer. Cuando pienso en Emina siento que me invade una extraña sensación de felicidad y un nudo se me forma en el estómago cada vez que recuerdo su linda sonrisa...¡AAAHHH! ¿QUÉ PUEDO HACER?
Sentado en la sala de estar de mi casa comenzaba a desesperarme porque no conseguía aclarar mis propios sentimientos...un momento...de pronto, se me ocurrió algo que quizás podría ayudarme...
Busqué todos mis libros, vídeos y revistas eróticos (todos de chicas, por supuesto) y comencé a masturbarme como normalmente hacía (no os escandalicéis, que soy humano) que no fuese Emina-sensei, no imaginarla a ella. Mmmm...veamos...¿en quién podría pensar? ..., lo intenté...mmm...mmm...mmm Un_\...mmm UUn_\... no conseguí nada, así que consideré mejor que no eran lo mío...veamos… ...por diox, no '''-_\...podria haber alguien tan atractiva como ella..
En ese momento, la puerta de mi habitación (que era donde estaba llevando a cabo el "experimento")se abrió lentamente y la persona que ví en el umbral de la misma era la que menos esperaba en aquel instante.
-La puerta estaba abierta asi que yo...-una tímida Emina se rascaba suavemente la cara, como hacía siempre que algo le avergonzaba, y desviaba la mirada mientras esperaba a que yo reaccionase de alguna manera.
-Me pillas ocupado,-me sorprendi a mi mismo diciendo- Emina-sensei.
Le miré de una forma tan seductora que hasta yo mismo me habría excitado mirándome en un espejo(¿modestia?¿eso qué es? XD).Emina, completamente consciente de lo que estaba haciendo (ella es ingenua pero al fin y al cabo es una mujer, ¿no?), se sonrojó y disculpándose con una sonrisa se dispuso a marcharse. Antes de que se girase completamente y me diese la espalda para irse, me levanté de la cama y le agarré el brazo.
-Sé por qué has venido Emina-ella giró la cabeza despacio hacia mí pero seguía evitando mi mirada. Con la mano que tenía libre me bajé la máscara y le dejé ver mi rostro.-, yo también me siento...solo.
Acaricié suavemente su mejilla y levantó al fin su mirada. Sus profundos ojos se clavaron en los míos reflejando la soledad de su alma. Le solté el brazo y le rodeé la cintura para atraerle a mí y fundirnos en un tierno abrazo. Suavemente, busqué su rostro hundido en mi cuello y besé sus mejillas, los extremos de sus labios, finalmente...su anhelada boca. Primero con dulzura, casi sin tocarla, pero el deseo pronto me pudo y cuando quise darme cuenta mi lengua buscaba con desesperación la suya. Mientras la besaba tan apasionadamente, mis manos no dejaron de explorar. Bajaron hasta su trasero bien formado agarrándolo con fuerza, acaricié toda su espalda, sus hombros...y fue entonces cuando le agarré la goma que sujetaba su pelo y tiré. La lujuria se apoderó de mí al contemplarle.
El rostro de Emina reflejaba tímidamente lo excitada que estaba, pero verla así junto con aquel cabello negro cayendole sobre los hombros me desbordó. Tiré con fuerza de su chaleco y la tumbé en la cama bruscamente. Me puse sobre ella y me dejé vencer por la lujuria que me poseía más y más. Le rompí la cremallera del chaleco al bajarla con tanta violencia y levanté con impaciencia su camiseta. Quería su torso, necesitaba oírle gemir, así que comencé a lamer y acariciar sus oscuros pezones con ansia. Gemidos ahogados. Se resistía a exteriorizar todo el placer que estaba sintiendo. Pero yo no me iba a rendir. Ahora te haré gritar de placer, pensé. Lamí todo su torso y bajé aún más. Le arranqué la falda y la ropa interior y hundí la cabeza entre sus piernas. Ahora sí, un gran gemido salió de la boca de Emina-sensei. Satisfecho, decidí presionar un poco más mi boca. Quiero oirte más, Emina, más. Pero la joven sensei, al darse cuenta de que ya no podía acallar sus gemidos sólo apretando los labios, se tapó la boca con una mano.
Por mucho empeño que le ponía en lamer, besar y acariciar sus pechos, la mano que tapaba la boca de Emina sólo dejaba oír sonidos apagados de su excitación. Me incorporé hasta ponerme a cuatro patas sobre ella y la miré a la cara. Todavía se tapaba la boca, ahora con las dos manos, pero su cara enrojecida reflejaba toda la excitación que sentía en su interior. Me miraba como si estuviese haciendo algo malo.
-No te rindes, ¿verdad... Emina-sensei?-Le aparté las manos de la boca y se las sujeté con mi mano derecha-Entonces, tendré que ser malo contigo- le dije con una sonrisa mientras con la izquierda levantaba sus caderas. ella se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer.
-¡No, espera! ¡¿Qué vas a...-no pudo terminar la frase porque un grito de placer de su propia boca se lo impidió.
Entré brutalmente dentro de Emina-sensei, provocando que a causa del placer (extrañamente no hubo dolor, a pesar de que no preparé su entrada), ella echo toda la cabeza hacia atrás y levantase más las caderas. Aquella visión me excitó aun más y seguí penetrándole con fuertes embestidas, fundiendo sus gemidos y los míos. Emina luchaba por soltarse pero el placer se lo impedía.
-No te soltaré si no me lo pides-pude decir casi sin aliento.
-...no quiero...no quiero que me sueltes...nunca-su respuesta me sorprendió (pero no por ello paré, yo a empujar, a empujar ^///)-...Kakashi-sensei...
-Emina-sensei...entonces...nunca lo haré...nunca te soltaré...nunca te dejaré sola...porque yo...yo...te quie...¡AAAAAAHHH!
El despertador marcaba las dos de la mañana. No lo había conseguido. No pude excitarme de ninguna manera pensando en mujeres por muy atractivos que fuesen. La luz de la luna me iluminaba desde la ventana que había en la cabecera de mi cama y miré mi mano. Húmeda y blanca. Mi propio semen. Sólo tú lo has conseguido, pensé. Sólo tú eres capaz de excitarme. Pero sólo fuiste una fantasía...¿y si en la vida real no es así? ¿serás capaz de hacerme sentir de esta manera en la realidad... Emina-sensei?
Después del "experimento" estaba exhausto, por lo que me quedé dormido enseguida. Obviamente, cuando sonó el despertador ni lo oí (sólo soñaba con los sensuales gemidos de Emina que neutralizaban cualquier otro sonido existente XD), así que no llegué a las 5 de la mañana a mi cita, hora en la que había quedado con mi grupo para hacer mi inaprobable prueba de los cascabeles.
LLevo ya un par de semanas haciendo misiones con mi grupo. Sorprendentemente, superaron la prueba (aunque los cascabeles ni los tocaron, claro) y mi opinión sobre ellos ha empezado a cambiar. Les estoy comenzando a coger cariño a esos tres. Pero ahora sólo puedo ver a Emina cuando llevamos los reportes de las misiones y cuando vamos a que nos asignen alguna. Mis chicos me quitan tiempo para hacer avanzar nuestra relación y a este paso ni siquiera llegaremos a ser amigos u_\. Y mientras, mis dudas siguen en mi mente...Sin embargo, pronto ocurriría algo que no sólo cambiaría nuestra relación sino que también aclararía de una vez por todas mis confusos sentimientos...
Acababa de despedirme de mi grupo tras terminar con una misión. Las clases en la academia ya deben haber terminado, pensé, por lo que me dirigí rápidamente hacia allí. Quería ver a Emina-sensei antes de que se fuera a casa. Además, sentí que iba a llover y mucho. Me paré a observar desde los tejados de unas casas cercanas. Por la ventana de la sala de profesores podía ver a Emina sentada escribiendo. Podría pasarme horas sólo mirando como escribía. Y de pronto...comenzó a llover. Primero muy suavemente pero pronto parecía que iba a diluviar (truenos y relámpagos incluídos). Como no tenía intención de pillar la pulmonía del siglo, decidí resguardarme en la academia (y de paso estaría a solas con ella n_\) y entré por la ventana saludando sonriente y chorreando agua por todos lados.
-¡Kakashi-sensei, vas a coger un resfriado!-dijo preocupada-¿Qué haces por aquí con la que está cayendo?
-Bueno, venía a entregar el reporte de nuestra última misión pero se me mojó por el camino-mentí (así quedaría como un hombre responsable XD)
-Podrías haber esperado hasta mañana, hombre-me sonrió como si hablase con un niño aplicado preocupado por sus notas-. ¿Tu casa está muy lejos de aquí?-Mi calenturienta mente empezó a darle vueltas a las posibles interpretaciones que se le podían dar a esa pregunta... pero enseguida me di cuenta de lo que pretendía realmente...
-Pues...bastante Un_\-mentí de nuevo-. Por eso decidí esperar aquí a que amainase la lluvia un poco.
-Bueno, yo vivo muy cerca-comenzó a tocarse con un dedo la cara-. Si corremos un poco bajo la lluvia puede que los dos nos salvemos del resfriado- volvió a sonreir.
Lo que esperaba de una persona tan amable como Emina. Solo pretendía que no me pusiese enfermo, por eso me ofrecía su casa para cambiarme de ropa. Yo acepté, por supuesto. Aunque le seguí, yo ya sabía perfectamente dónde estaba su casa (aunque nunca me he puesto a espiarla allí...mucho Un_\). Cuando llegamos, me ofreció una toalla para secarme mientras iba a por ropa seca. Lo que no imaginé fue lo que me iba a proponer cuando llegó con el pijama en las manos...
-¿Quieres mejor que nos bañemos antes de cambiarnos?-su ingenuidad no le permitió comprender la razón por la que yo le miré como si me hubiese propuesto hacer la cosa más sorprendente del mundo.-¿Kakashi-sensei?
-Em...sí, claro, como tú quieras n_\
Emina fue a preparar el baño mientras yo analizaba la situación. Ella y yo. Desnudos. Mojados. Muy juntos (su bañera no era muy grande). Y solos. Realmente era perfecto para aclararme...el simple hecho de pensarlo ya me calentaba sobremanera... pero...¿cómo iba a disimular delante de ella? Una cosa es mentir y actuar pero lo que empezaba a crecer entre mis piernas (pensar no es tan bueno como parece a veces Un_\) tenía vida propia...qué problema...tenía que entrar en el baño antes que ella para que no se diese cuenta...¡pero ella ya estaba en el cuarto de baño!...bueno, algo se me ocurriría...
¡NO SE ME OCURRÍA NADA! Entonces, Emina llegó en ese momento para decirme que el baño ya estaba listo. Mi mente trabajó a la velocidad de la luz y lo único que se me ocurrió fue correr hasta el balcón del salón, lo abrí y miré como si hubiese visto algo sospechoso (y quedé de espaldas a ella por lo que no pudo ver como me encontraba). Emina corrió a mi lado y miraba a todos lados mientras me preguntaba qué pasaba. La lluvia volvía a caer sobre nosotros.
-Pensé que alguien nos espiaba-dije alegremente como si nada y me metí dentro de la casa(volví a darle la espalda)-. ¡Vamos al baño!
-o_oU-Emina cerró el balcón y cuando se disponía a seguirme hasta el baño, vió que ya no estaba en el salón.
Fuí a una velocidad ninja hasta el baño, me desnudé, me mojé bajo la ducha y cuando estaba sentado en un pequeño taburete de baño enjabonándome, entró. Desnuda, con el cabello mojado cayendo sobre sus hombros y con expresión algo tímida, Emina hizo que todas mis dudas se desvanecieran. Automáticamente, mi entrepierna se endureció un poco más. El problema comenzaba a aumentar de tamaño (literalmente Un_\). Realmente me dí cuenta que la deseaba de todas las formas posibles en las que se puede desear pero... ¡ahora no era el momento de que se diese cuenta! mierda, tenía que hacer algo para que Emina no descubriera mi erección...
Intenté no mirarla mientras estaba bajo la ducha (pero fui débil y caí en la tentación u_\). El agua recorría cada rincón de su piel morena...cómo desee ser el agua en aquel momento...espera...¡eso es! ¡el agua!...
Ya no había forma de relajar mi entrepierna, así que decidí terminar de lavarme y ponerme bajo la ducha con agua fría...eso no fallaría. Pero había otro problema...entre la ducha y yo...estaba Emina-sensei Un_\(imaginen pasar por delante de ella y verla toda desnudita).¿Cómo podría pasar por delante de ella sin que se diese cuenta de...? Entonces, mi objeto de deseo interrumpió mis pensamientos...
-¿Te froto la espalda?-(no penséis cosas raras, esto es muy normal mientras que fuese entre conocidos)Era perfecto, así yo quedaría de espaldas a ella y tendría un momento para pensar qué hacer. Luego me dí cuenta de que no había sido buena idea...
Me estaba excitando aún más al sentir las manos de Emina en mi espalda y la idea de concentrarme desapareció completamente. Ahora solo podía pensar en cómo aguantarme las ganas de saltar sobre ella en ese momento... Terminó (menos mal porque mi aguante estaba llegando a su límite) pero la cosa luego empeoró...
-¿No te importa...?-Por un instante pensé que me propondría algo muy indecente (yo y mi mente calenturienta n_\), pero el hecho de que se sentara de espaldas a mí me hizo darme cuenta que lo único que quería era que yo le frotara la espalda ahora.
Acepté para quedar bien pero el estado en que me encontraba no era el más adecuado para estar haciéndole eso...os lo podéis imaginar Un_\. Intentaba desviar mi mente pensando cómo llegar a la ducha pero lo que estaba haciendo era realmente...excitante. No, tengo que resistir...tengo que resistir...tengo que...
-¡EMINA!, ¿QUÉ ES ESO?-dije señalando al techo de repente, sobresaltando a la pobre sensei.
-¿El qué?-aprovechando que miraba hacia donde yo había señalado anteriormente, fui veloz hasta la ducha y me recreé triunfalmente en mi victoria pero...¿qué es esto?...¿por qué demonios no se mueve el jodido grifo?...como tenía las manos llenas de jabón, los dedos me resbalaban y no conseguía abrir el agua fría...así que entré en un estado de desesperación tal que casi rompí el grifo... pero lo conseguí y un gran chorro de agua helada cayó sobre mí...y un gran grito salió también de mi garganta UUUn_\
-¡¡¡JODEEEEEEER, QUÉ FRÍAAAAAAAA!!!
Al oír mi grito, Emina me miró e intentó cerrar el grifo de la ducha rápidamente pero yo estaba en medio y el agua fría también cayo sobre ella. Al intentar apartarme para dejarle sitio, resbalé y lo primero a lo que pude agarrarme fue...ella Un_\. Conclusión: yo caí en la bañera golpeándome la cabeza contra la pared y no matándome de milagro e Emina sobre mí intentando revivirme a sacudidas y gritando mi nombre mientras se disculpaba innumerables veces...
Tras el accidentado baño, tuvimos una tranquila cena (que no fue ramen, para los que piensen que Emina es como Naruto ¬_\) y pudimos hablar por fin como dos amigos normales y corrientes. Por supuesto, el tema Naruto fue el primero en nuestra conversación pero no el único (menos mal). Me sentía muy bien teniendo a Emina-sensei por fin para mí solo...contándome la mayoría de las cosas que ya sabía sobre ella pero esta vez oyéndolas de su propia boca... sonriendo solo para mí... solo para mí...
Se estaba haciendo tarde y la lluvia parecía no querer parar de caer (¡bien por la lluvia! XD), por lo que Emina me propuso que me quedase a dormir. Yo casi creí morir de felicidad. Fue hacia su habitación para buscar un futón donde pudiese dormir y yo fui tras ella para ayudarla (¿ayudarla? ¿a llevar un futón? realmente mi pequeña Emina era un ingenua XD). Mientras buscaba en su armario de puertas correderas, yo miraba su cama. Podría estar haciendole de todo ahora mismo en esa cama, pensé. Pero aun no era el momento...todavía no...
La cara de Emina-sensei cambió de expresión cuando miró por la ventana de su habitación. Claro que no encontraba los futones en el armario...¡como que estaban tendidos bajo la lluvia y ella había olvidado meterlos dentro!
-No te preocupes, no import...-no pude terminar a frase...
-Tendremos que dormir juntos-lo dijo con toda la inocencia del mundo pero yo me quedé petrificado cual estatua de Hokage...¿se puede ser tan afortunado y desgraciado a la vez? La felicidad me embargaba sólo de pensar que podría pasar toda una noche en la misma cama que Emina pero pronto me dí cuenta que sería una enorme tortura la que iba a pasar sin poder hacer nada más que oír su respiración...¿podría aguantar mi deseo toda una noche tan cerca de su tentador cuerpo?
La cama no era pequeña para alguien como Emina pero con un cuerpo con el mio sobre ella un poco sí que lo parecía. Teníamos espacio para movernos pero aun así no podíamos evitar rozarnos levemente de vez en cuando cuando alguno de los dos se movía, así que decidí no moverme en toda la noche por miedo a tocarla, despertarla... o violarla Un_\. Nos acostamos de espaldas uno respecto al otro, así que me sentí tenuemente aliviado.
-Kakashi-sensei...
-¿E...Emina-sensei?-el corazón me dió un vuelco y mi estómago se encogió.
-¿Sabes?... había oído rumores sobre tí-espero que buenos, pensé-,que decían que eras un hombre frío e introvertido... y... cuando fui a preguntarle a Hokage-sama sobre tí-¿fue a hablar con Hokage-sama sobre mí? soy tan feliz n///-pensé... que serías un sensei extremadamente estricto-vaya, así que sólo era para saber qué tipo de sensei tendría Naruto...u_\-.Pero...
-...-¿pero...?
-Realmente, esta tarde me lo he pasado muy bien con tu visita...-mi corazón volvía a cobrar vida propia-...eres...un hombre muy...peculiar...
Una sonrisa se dibujó en mis labios pero Emina no llegó a verla. Con eso me daba por satisfecho esa noche.
Las cuatro de la mañana. Ya había dejado de llover y yo aún no había conseguido pegar ojo ni me había cambiado de postura en toda la noche, por lo que tenía el lado derecho de mi cuerpo dolorido. Emina dormía profundamente, lo noté en su calmada respiración, así que decidí girarme hacia el otro lado con cuidado de no despertarla. Lo que ví cuando me dí la vuelta fue la imagen más hermosa del mundo.
Me encontré con el rostro de Emina dormido plácidamente e iluminado por la luz de la luna que entraba por la ventana de la cabecera de su cama (igual que la de mi habitación). Su negra melena descansaba deordenada sobre la almohada y algunos mechones le caían sobre la cara. Mi corazón comenzó a latir como loco y sentí una punzada en el estómago. Dudé mucho, pero lo hice. Saqué mi mano de las sábanas y la acerqué lentamente hacia su rostro dormido. Con muchísimo cuidado y delicadeza, le aparté los mechones que cubrían su cara y la miré. Ya no albergaba ninguna duda. Estaba completamente enamorado de la mujer que tenía frente a mí. Pero un nuevo miedo se apoderó de mí...¿y si ella no podía corresponderme?(a mí ya me había costado lo mío darme cuenta y aceptarla)Puede que no vuelva a tener una oportunidad como esta en toda mi vida, pensé. Así que decidí arriesgarme...
Despacio, fui acercando mi rostro al de Emina-sensei pero cuando estaba a escasos milímetros de sus labios... me detuve. No... no podía hacer aquello... podría despertarla y... entonces acabaría todo antes de empezar... u_\. Podía sentir la respiración de Emina tan cerca de mí... que me permití un pequeño regalo... rocé sus labios con los míos, casi ni los toqué... ni siquiera podía considerarse aquello un beso... sólo una caricia. Alejé mi rostro del suyo y volví a mirarla con todo el amor del mundo. Pero seguía insatisfecho. Acerqué de nuevo mi mano a su cara y acaricié con las puntas de mis dedos suavemente, al igual que había hecho antes con mis labios, su mejilla...su frente...sus ojos...sus labios...
-Te quiero, Emina-susurré.
Decidí irme antes de que Emina se despertara. Escribí una pequeña nota agradeciéndole su amabilidad y me fui a mi casa (ni que decir que en cuanto llegué a mi cama, caí profundamente dormido). Nuestra relación había dado un gran paso esa noche y yo me sentía el hombre mas feliz de todo Konoha y alrededores...pero sólo era el principio...
Los siguientes meses no sólo mejoró mi relación con mi grupo sino también con Emina-sensei. Cuando no teníamos mucho trabajo ni Emina había quedado con Naruto, pasábamos un tiempo juntos, ya fuera para ir al Ichiraku a comer ramen o a irnos a beber (no seáis malpensados, yo nunca me aprovecharía de ella, solo asta que ya fueramos pareja ¬_\) o simplemente pasando un rato juntos después de trabajar. Aquellos momentos para mí eran la felicidad infinita. Pero precipitarse cuando las cosas van bien... es el error más grave que se puede cometer...
Naruto no paraba de quejarse (como siempre ¬_\) de las misiones que se nos asignaban. Yo ya optaba por pasar de sus quejas y seguía leyendo mi novela preferida mientras ellos cortaban malas hierbas del jardín (sí, nuestra misión era arreglar un jardín Un_\) pero entonces dijo algo que me llamó la atención...
-Kuso, ojalá yo soñara también con cerezos de vez en cuando...
-¿Por qué dices eso, Naruto?-le pregunté con curiosidad.
-¿Eh?- me miró con su cara de kitsune despistado- ¡Ah! Es que Emina-sensei me dijo que una vez soñó con cerezos en flor y las cosas le fueron mejor desde entonces... ya podría pasarme lo mismo a mí para que me dieran una misión en condiciones...
-Serás baka...-susurró de forma perfectamente audible Sasuke-kun, lo que provocó que Naruto y él comenzasen de nuevo a pelear...
¿Cerezos en flor? Emina nunca me había comentado nada al respect... un momento... no será que... si era lo que yo creía que podía ser, debía pensar rápido. Hoy podría ser el día que realmente había estado esperando desde hacía 12 años...
Les dije a los chicos que terminasen la misión y me fuí como un rayo hacia la academia ninja. Podía oír de lejos las quejas de Naruto a gritos pero esto era más importante... mucho más...
Llegué a la academia. Hoy Emina-sensei tenía mucho trabajo, por lo que iba a salir tarde. Tenía tiempo. Ví que los últimos profesores ya se iban y me dirigí a la sala de profesores. Vacía. Por un momento casi me deprimí pero pensé que lo más probable es que estuviese en el baño o en cualquier otro sitio de la escuela. Nadie en los lavabos. Nadie en las aulas. Comencé a desesperar...¡era imposible que Emina se hubiese ido ya! Aunque...¿y si se había puesto enferma y por eso se había marchado antes a casa? Cuando me disponía a salir corriendo hacia su casa...ella apareció.
Emina venía cargado de montañas de documentos y casi no le reconocí (pero el amor lo puede todo, hasta producir rayos X en los ojos XD). Al darse cuenta de mi presencia, me saludó con una sonrisa.
-¡Kakashi-sensei!
-¡Hola! Déjame ayudarte- dije mientras cogía un buen puñado de los papeles que cargaba-. ¿Dónde estabas? Casi me voy a tu casa a buscarte- le sonreí.
-Gracias. Estaba en el almacén de archivos poniendo un poco de orden...pero como tengo que subir y bajar tantos papeles pues tengo que hacerlo en varias veces...no soy tan fuerte n_n
-Bueno, pues entonces te ayudo, que no tengo nada que hacer n_\
-¡Muchas gracias! Qué amable- me sonrojé y desvié la mirada.
Tras dejar los montones de documentos ordenados en la sala de profesores, volvimos a bajar cargados con nuevas montañas de papeles hacia el almacén de archivos. Entonces, le pregunté al fin...
-Oye, Emina-sensei...¿tú sabes algo sobre soñar con cerezos en flor?-Emina pareció sorprenderse y sus mejillas se tornaron rojas en un momento.
-¿Por...por qué me preguntas eso?-intentó disimular su nerviosismo con una sonrisa pero eso sólo la acentuó más. Era encantadora.
-Bueno, Naruto me comentó algo hace un rato sobre que soñar con cerezos en flor da suerte o algo así... no me enteré muy bien... me dijo que tú se lo contaste...
-Sí, bueno... yo... ¡aquí es! -intentó cambiarme de tema cuando llegamos a la sala cerrada llena de archivos y documentos, un almacén algo más grande de lo normal, pero no estaba dispuesto a rendirme tan fácilmente...
-¿Por qué no me lo quieres contar?-puse ojitos de pena-¿qué soñaste exactamente?
-Pues...-Emina hablaba mientras iba colocando documentos en sus correspondientes lugares-...estaba tumbada bajo unos cerezos en flor y los pétalos que caían me acariciaban la cara y...-de repente, la oscuridad nos envolvió.
Al parecer, se había producido un corte eléctrico y se fue la luz. Nos tranquilizamos al sentir nuestras presencias nada más (no presentí enemigo alguno). Pero estando a oscuras, no podíamos seguir organizando el papeleo (y no convenía hacer ningún jutsu de fuego allí dentro Un_\), así que seguimos hablando mientras esperábamos a que regresase la luz.
-Bueno...¿y qué pasó luego, cuando te caían los pétalos de cerezo?
-Pues que... me desperté n_nU
-Ah U¬_\ ...¿y dices que soñar eso es bueno?
-Para mí... lo fue...-noté timidez en su voz-porque... desde ese día... comenzó nuestra amistad...
-...¿quieres decir... que tuviste ese sueño la noche que estuve en tu casa por primera vez?-no podía ser... ¿había notado mis caricias?¿por eso no me lo contó?-pero...¿por qué no me lo has contado nunca?
-Es que me daba un poco de corte, jeje-incluso en la oscuridad, pude sentir su nerviosismo... tuve la sensación de que no me lo había contado todo... así que me armé de valor y decidí arriesgarme de una vez por todas...
-En tu sueño...¿oíste... algo?
-...- de pronto, sentí como el corazón de Emina comenzaba a latir de forma descontrolada...-¿cómo sabes tú...?
-¿Qué oíste, Emina-sensei?
-Yo... oía en el viento una voz... como un susurro... decía algo como...
-Te quiero... Emina.
Un absoluto silencio se unió a la total oscuridad que nos envolvía. Sólo los latidos acelerados de nuestros corazones y nuestra respiración era lo único que nuestros oídos podían percibir. Entonces, sonaron unos pasos. Los míos. Me acerqué a ciegas a Emina (sintiendo su presencia, claro) y ella, al sentir mi presencia acercándome, se alejó y dió con su espalda en una pared. Yo apoyé mi mano izquierda en la pared, al lado de su cara.
-¿Tan desagradable te parezco?-le pregunté.
-No... no es eso, pero... es que a mí no...
-Si vas a decirme que no te gusto-le interrumpí- puedes ahorrártelo... a mi no me gustan las relaciones…
-Entonces... ¿qué...?
-Tú... tú eres diferente Emina-sensei... -acerqué mi mano derecha a su rostro y le acarié la mejilla tan suavemente como lo hice la noche que dormimos juntos. Después... sus labios. Emina comenzó a comprender.
-Kakashi-sensei... tú...
-Sí...mi voz era la que oíste en el viento... las puntas de mis dedos eran los pétalos de tus cerezos... al igual que...-lentamente, rocé mis labios con los suyos, ella los apretó como si creyese que le iba a besar pero no lo hice... al menos por el momento...
Sentí su cara caliente, se había sonrojado. Seguí acariciando su rostro con mis labios. Emina casi no se movía, estaba muy nerviosa. El latir de su corazón y su respiración se aceleraban. Su piel se calentaba... al igual que yo. A pesar de que quería hacer ver que quería resistirse, las reacciones de su cuerpo le contradecían. Y yo ya estaba empezando a excitarme... así que no aguanté más y la besé suavemente. Quería que ella me correspondiese el beso, por lo que tuve paciencia y no desaté aún mi pasión. Poco a poco, Emina-sensei dejó de apretar los labios y permitió que la besara. Bien, pensé, ahora necesito que tú también me beses. Hice un poco más de presión en sus labios, como pidiéndole que ella también colaborara. Funcionó. Emina comenzó a besarme también. Ahora es el momento, me dije. Con delicadeza, acaricié su mejilla y la sujeté suavemente la cara mientras abría un poco mi boca y pasaba mi lengua sensualmente por su labio inferior. El efecto fue inmediato. Emina abrió la boca y me dejó jugar con su lengua. Sí, no había duda, pese a la timidez que aún mostraba, a ella también le gustaba lo que estaba haciendo.
Era el momento de las manos. Mi mano derecha ya no sujetaba su cara, ahora le acariciaba el pelo e intentaba quitarle el protector de la pierna. Mientras, mi mano izquierda dejó la pared donde estaba apoyada y le acarició el rostro levemente para bajar directamente a su trasero. La cosa va bien, pensé al sentir la excitación que crecía en la entrepierna de Emina-sensei y que rozaba con mi miembro, muy bien. Oí el protector cayendo al suelo. De la boca de la joven sensei había pasado a su cuello, ella intentaba resistirse sin mucho esfuerzo pero mi lengua lo estaba poniendo a cien. Noté como su cabello caía sobre mi cara. Le había tirado de la goma que se lo sujetaba con impaciencia. Si hubiese luz...
Empezaba a tener demasiado calor. Me quité con rapidez el chaleco y la camiseta, haciendo que se me cayese el protector al tirar con tanta fuerza. No quería que Emina se me escapara n_\. Oí la cremallera de su chaleco. No se la había bajado del todo (¿de verdad creías que eso te aliviaría el calor, Emina? n_\), por lo que yo la bajé por ella y le quité de paso el molesto chaleco. Metí mis manos bajo su camiseta y recorrí sus pechos, acariciando con lujuria sus pezones. Un suave gemido ahogado. Intenté quitarle la camiseta pero ella la tenía agarrada con las manos. Mi deseo empezó a desatarse...¿así que te sigues resistiendo aunque estés deseándolo?, pensé. Tiré con más fuerza y conseguí quitársela (tampoco es que ella se esforzara mucho por impedírmelo). Besé sus hombros desnudos y fuí bajando. Lamí con deseo sus pezones mientras mis manos comenzaban a buscar la cremallera de su falda (yo tuve que bajar la mía hace rato porque ya me empezaba a hacer daño tanta presión ^///).
-E...espera...
-¿Segura... Emina-sensei?
Como pensaba. Su silencio lo decía todo así que continué. le bajé la cremallera, la falda y la ropa interior. Para entonces, mi lujuriosa lengua ya había recorrido todo su torso y sentí algo cuando me arrodillé frente a Emina y sujetaba sus temblorosas piernas. Comprendí lo que era y comencé a acariciarlo suavemente con mi rostro. Luego lo rocé con mis labios y lo besé una y otra vez. Emina gemía entrecortadamente. ¿Aun te resistes? me encanta... sus piernas temblaban. Fue entonces oí un gemido profundo. Te gusta después de todo, ¿verdad? Me recree besando, lamiendo, chupando, acariciando... entre los sensuales sonidos que emitía Emina por el placer, mientras mi propio pene se endurecía más y más... anhelando el calor del interior de mi resistente sensei...
-Ka... ¡Kakashi-sensei!- Emina se sobresaltó al sentir los dedos de la mano, con la que anteriormente le sujetaba una de las piernas, intentando abrirse paso en su estrecha entrada mientras yo seguía lamiendo.
-Tranquila- le dije mientras me levantaba y le besaba en los labios-. Sólo tienes que relajarte...-le susurré dulcemente para tranquilizarla.
Conseguí poner a Emina a la pared (porque ella seguía resistiéndose todavía Un_\) y la abrase. Me lamí los dedos e intenté introducírselos pero ella estaba muy nerviosa y algo asustada, por lo que su entrada estaba demasiado estrecha y podía hacerle daño. Entonces, con la otra mano comencé a masturbarle. Eso hizo que se empezara a relajar poco a poco y pude meterle mis dedos. Sí... mucho mejor... cuando entraron tres dedos, acerqué la punta de mi miembro a su entrada y se la caricié... no podía más... tenía que hacerlo ya...
Despacio, me dije... entra despacio... me costó aguantar las ganas de entrar a lo bestia... pero lo conseguí... un gran gemido de Emina... una vez dentro no pude más y empecé a empujar aumentando demasiado rápido el ritmo... Emina acallaba sus gemidos hundiendo la cabeza en uno de sus brazos, por lo que yo no podía saber si estaba disfrutando o sufriendo... además... el oírle hacía que me excitase todavía más...
-No puedo oírte...-le susurré acercándome a su oído y le lamí sensualmente el borde de la oreja mientras le movía el brazo, de forma que no lo pudiese usar para taparse la boca.
Me pidió, casi en un susurro, que fuese más despacio. Yo le obedecí. Mucho mejor... ahora que podía oírle también podía calcular el ritmo con el que moverme... y también saber si le hacia daño o no... Los gemidos de Emina eran un placer para mis oídos. Llegó un momento que no pude distinguir los suyos de los míos... más y más fuerte... más rápido... más... más... de pronto, sentí como el interior de Emina se estrechaba violentamente, presionando mi miembro en su interior y casi al instante, un último gemido intenso salía de su garganta. Al sentir aquella opresión sobre mi pene, yo no pude resistirlo más y me corrí.
En la oscuridad que aún había, sentí nuestra respiración intentando recuperar la normalidad. Un último suspiro profundo y el almacén de archivos volvió a llenarse de un silencio absoluto. Emina y yo todavía seguíamos en la misma postura en la que habíamos llegado al orgasmo. Salí suavemente de su cálido interior. No dijo nada. Cuando intentó moverse para apartarse de mí, me abracé a ella por la espalda. Silencio.
-Ha sido el mejor polvo de toda mi vida-le susurré. Tanteé buscando mi ropa y me fui.
Pero pronto me iba a dar cuenta del gran error que cometí al haber pronunciado esas palabras...
El secreto de Kakashi
Me llamo Hatake Kakashi y tengo 14 años. Como capitán de los ANBU de Konoha que soy tengo mucho trabajo últimamente, la aldea no pasa por buenos momentos estos meses. Tras la muerte de mi sensei, el Cuarto, las naciones enemigas han intentado aprovecharse de la debilidad causada por la casi total destrucción que provocó el Kyuubi así que todos los habitantes de Konoha ponen de su parte, ya sea protegiendo la aldea como reconstruyéndola. Acababa de terminar una misión de vigilancia cuando decidí ir a visitar la tumba de mi amigo Obito y fue entonces cuando la vi. Alguien que cambiaría mi vida en ese mismo instante y para siempre.
Antes de llegar a la tumba donde estaban los nombres de los héroes muertos durante sus misiones, donde estaba el nombre de mi amigo, sentí una presencia. Supuse que sería alguien que, al igual que yo, venía a visitar a un ser querido, por lo que esperé oculto tras unos árboles para no molestar. La chica permanecía inmóvil mirando la gran roca con forma de punta de kunai llena de pequeñas inscripciones y fue entonces cuando la expresión de su cara comenzó a cambiar. Dos lágrimas brotaron de sus brillanres ojos verdes y comenzó a llorar desconsoladamente en silencio. Se me partió el corazón. Entonces, fue cuando escuché su voz entre sollozos que rompían el alma.
-Estoy orgulloso de ser vuestra hija...porque sois héroes...sois héroes que todo el mundo recordará...pero...pero...no puedo evitar...estar triste...me siento tan...tan...sola...
Cuando quise darme cuenta, las lágrimas también rodaban por mis mejillas. Yo comprendía perfectamente los sentimientos de aquella niña de cabello negro, la tristeza de sus verdes ojos me hacia sufrir... porque yo también...me sentía solo.
Ya han pasado 12 años desde aquel momento. La situación de Konoha ha mejorado enormemente desde entonces, al igual que ella. Emina tiene ahora 20 años y trabaja como profesora en la academia ninja. Es muy sonriente y hace bromas, sobre todo con los niños, de los que siempre se preocupa. Realmente, me extraña que no esté ya casada y con hijos puesto que ella es muy amable, trabajadora y maternal. Quizás se deba a su encantadora ingenuidad o a su eterna preocupación por Naruto que no tiene tiempo para hombres. Y os estaréis preguntando que cómo sé todo esto sobre ella, ¿verdad? Aunque parezca increíble, no he tenido el valor suficiente para hablarle en estos 12 años, nunca encontré ninguna excusa que considerase lo suficientemente buena para usar ( y eso que tengo millones y bien absurdas XD). Así que la observé, que para eso soy ninja, ¿no?
Hoy eran las presentaciones de profesores y grupos de los recién graduados genins. Hokage-sama insistió en que tomara a mi cargo el grupo 7, al parecer el grupo al que pertenecía Naruto y ella el grupo 11. Casi estuve por no aceptar porque nunca he aprobado a nadie ( y suspender a Naruto pondría muy triste a Emina pero me niego a regalar un aprobado) pero decidí intentarlo. Tras visitar la casa de Naruto con Hokage-sama durante la hora de comer, me fui a la tumba de Obito en vez de ir a la presentación en la academia. Tenía... miedo. Pero...¿por qué? Ahora es el momento, me decía a mi mismo. Es el momento que estaba esperando para poder empezar una relación, aunque sólo fuese de senseis. Naruto era la excusa perfecta. Pero este miedo...¡ya está! toda misión necesita un buen plan, así que me decidí a idear uno. Hoy sería el día en que Emina-sensei y yo comenzaríamos una relación. Aunque, la cosa no saldría como yo planeé en un principio...
Estuve dos horas pensando posibles planes que desechaba al momento, igual que la primera vez que la ví siendo un niño. Pero si no me daba prisa, Emina se iría a su casa y habría perdido mi gran oportunidad (bueno, y mis nuevos alumnos perderían la paciencia de paso XD). Asi que me decidí. Corrí como el viento hasta llegar a la academia y busqué la ventana de la sala de profesores. Como supuse, Emina siempre antes de irse a casa después de las clases suele organizar algunos documentos para tenerlo todo ordenado al día siguiente (ya dije que era muy trabajadora). La encontré subida a una escalerilla colocando unos montones de papeles en los estantes más altos. Y estaba sola. Aquí comenzaba mi plan. Todo lo que tenía que hacer era entrar lo más rápido posible para hacerle creer que tenía mucha prisa por conocer a mis nuevos alumnos pero que no había podido llegar antes porque tuve que pararme a ayudar a unos niños indefensos de los típicos adultos matones (Emina era tan ingenua que seguro que se lo creería). Yo quedaría como un defensor de los niños y así empezaría nuestra relación con muy buen pie. Pero realmente mi plan fue un completo desastre porque cometí un error tan grave como tonto Uu_\.
Entré como una exhalación por la ventana en vez de venir corriendo por el pasillo como habría sido lo normal. Esto provocó que Emina se sobresaltara creyéndome un atacante y como iba desarmada y con las manos ocupadas, el nerviosismo y el sobresalto le hicieron perder el equilibrio. Yo, al darme cuenta de lo que pasaría después, me lancé para agarrarle pero Emina-sensei pareció estabilizarse y yo choqué brutalmente contra la escalera y caí de espaldas al suelo. Luego, noté como algo caía sobre mí. Mi plan se había ido a la mierda y había perdido mi gran oportunidad. Me deprimí. Pero entonces, cuando abrí los ojos me alegré de que el plan hubiera fallado.
Con mi brutal choque, había desestabilizado la escalera de tal manera que Emina-sensei, que no se había equilibrado del todo, perdió el equilibrio completamente y cayó sobre mí. Así que me encontré tirado en el suelo, rodeado de montones de papeles desordenados y una sorprendida Emina sobre mi pecho. Se levantó rápidamente pero cuando me vio supuso quien era y enseguida me tendió una mano para ayudarme mientras se disculpaba preocupada por el estado en que me encontraba.
-Tranquila, estoy bien- le respondí con una sonrisa oculta bajo mi máscara y tomé su mano para levantarme.
-Menos mal-me sonrió aliviada. Entonces noté como una oleada de calor me subía por todo el cuerpo hasta llegar a mi cara y me alegré de llevar la máscara-Por cierto, tu eres Kakashi-sensei, ¿verdad?
-Así es. Y tu eres Emina-sensei.-le devolví la sonrisa.
-No sabía que fuese tan famosa, jeje-rió divertida mientras comenzaba a recoger documentos del suelo-Tu grupo debe de estar ya desesperado así que será mejor que te des prisa en reunirte con él.
-Claro-le respondí sin dejar de sonreír-, pero primero te ayudaré a recoger este desastre que yo he provocado-y comencé a recoger papeles del suelo también.
-No, no te preocupes, si no hace falta...-en ese momento, Emina recogió el mismo documento que yo estaba agarrando por el extremo contrario al que ella tenía sujeto. Nuestras miradas se encontraron y me dedicó una cálida e inocente sonrisa-Los chicos tienen que estar impacientes por conocer a su nuevo sensei, sobre todo Naruto... no les hagas esperar.
No pude resistirme a esa dulzura con la que hablaba de sus antiguos alumnos, así que después de disculparme por la que había liado me fui por el pasillo hacia la clase donde me esperaba mi grupo. Sin ninguna prisa, por supuesto n_\. Me sentía tan inmensamente feliz, había conseguido lo que deseaba desde hace 12 años, por fin había hablado con Emina y parece que no le había caído mal del todo (bueno, fue ella la que me cayó a mí XD)...pero había algo que me tenía preocupado. Aquella sensación cuando me di cuenta de que estaba sobre mí, la misma que tuve cuando me sonrió, la misma cuando nuestros ojos se encontraron...quería volver a sentirlo, quería volver a verla, quería estar con ella...un momento...espero que no sea eso pero...¿y si fuera...?¿y si yo estuviera...?no, eso es imposible... pero ...¿y si realmente era...?
Un borrador me devolvió a la Tierra. Mis nuevos alumnos me habían preparado una trampa de pardillo y yo había caído en ella como uno. Así que lo único que se me ocurrió decirles en ese momento fue la primera impresión que me dieron: no me gustaron nada.
Cuando volví esa noche a casa me seguía haciendo la misma pregunta...¿y si realmente era amor?
Pero...¡es que eso era completamente imposible! y nunca me he sentido atraído por ningúna mujer como ella, así que no sé que hacer. Cuando pienso en Emina siento que me invade una extraña sensación de felicidad y un nudo se me forma en el estómago cada vez que recuerdo su linda sonrisa...¡AAAHHH! ¿QUÉ PUEDO HACER?
Sentado en la sala de estar de mi casa comenzaba a desesperarme porque no conseguía aclarar mis propios sentimientos...un momento...de pronto, se me ocurrió algo que quizás podría ayudarme...
Busqué todos mis libros, vídeos y revistas eróticos (todos de chicas, por supuesto) y comencé a masturbarme como normalmente hacía (no os escandalicéis, que soy humano) que no fuese Emina-sensei, no imaginarla a ella. Mmmm...veamos...¿en quién podría pensar? ..., lo intenté...mmm...mmm...mmm Un_\...mmm UUn_\... no conseguí nada, así que consideré mejor que no eran lo mío...veamos… ...por diox, no '''-_\...podria haber alguien tan atractiva como ella..
En ese momento, la puerta de mi habitación (que era donde estaba llevando a cabo el "experimento")se abrió lentamente y la persona que ví en el umbral de la misma era la que menos esperaba en aquel instante.
-La puerta estaba abierta asi que yo...-una tímida Emina se rascaba suavemente la cara, como hacía siempre que algo le avergonzaba, y desviaba la mirada mientras esperaba a que yo reaccionase de alguna manera.
-Me pillas ocupado,-me sorprendi a mi mismo diciendo- Emina-sensei.
Le miré de una forma tan seductora que hasta yo mismo me habría excitado mirándome en un espejo(¿modestia?¿eso qué es? XD).Emina, completamente consciente de lo que estaba haciendo (ella es ingenua pero al fin y al cabo es una mujer, ¿no?), se sonrojó y disculpándose con una sonrisa se dispuso a marcharse. Antes de que se girase completamente y me diese la espalda para irse, me levanté de la cama y le agarré el brazo.
-Sé por qué has venido Emina-ella giró la cabeza despacio hacia mí pero seguía evitando mi mirada. Con la mano que tenía libre me bajé la máscara y le dejé ver mi rostro.-, yo también me siento...solo.
Acaricié suavemente su mejilla y levantó al fin su mirada. Sus profundos ojos se clavaron en los míos reflejando la soledad de su alma. Le solté el brazo y le rodeé la cintura para atraerle a mí y fundirnos en un tierno abrazo. Suavemente, busqué su rostro hundido en mi cuello y besé sus mejillas, los extremos de sus labios, finalmente...su anhelada boca. Primero con dulzura, casi sin tocarla, pero el deseo pronto me pudo y cuando quise darme cuenta mi lengua buscaba con desesperación la suya. Mientras la besaba tan apasionadamente, mis manos no dejaron de explorar. Bajaron hasta su trasero bien formado agarrándolo con fuerza, acaricié toda su espalda, sus hombros...y fue entonces cuando le agarré la goma que sujetaba su pelo y tiré. La lujuria se apoderó de mí al contemplarle.
El rostro de Emina reflejaba tímidamente lo excitada que estaba, pero verla así junto con aquel cabello negro cayendole sobre los hombros me desbordó. Tiré con fuerza de su chaleco y la tumbé en la cama bruscamente. Me puse sobre ella y me dejé vencer por la lujuria que me poseía más y más. Le rompí la cremallera del chaleco al bajarla con tanta violencia y levanté con impaciencia su camiseta. Quería su torso, necesitaba oírle gemir, así que comencé a lamer y acariciar sus oscuros pezones con ansia. Gemidos ahogados. Se resistía a exteriorizar todo el placer que estaba sintiendo. Pero yo no me iba a rendir. Ahora te haré gritar de placer, pensé. Lamí todo su torso y bajé aún más. Le arranqué la falda y la ropa interior y hundí la cabeza entre sus piernas. Ahora sí, un gran gemido salió de la boca de Emina-sensei. Satisfecho, decidí presionar un poco más mi boca. Quiero oirte más, Emina, más. Pero la joven sensei, al darse cuenta de que ya no podía acallar sus gemidos sólo apretando los labios, se tapó la boca con una mano.
Por mucho empeño que le ponía en lamer, besar y acariciar sus pechos, la mano que tapaba la boca de Emina sólo dejaba oír sonidos apagados de su excitación. Me incorporé hasta ponerme a cuatro patas sobre ella y la miré a la cara. Todavía se tapaba la boca, ahora con las dos manos, pero su cara enrojecida reflejaba toda la excitación que sentía en su interior. Me miraba como si estuviese haciendo algo malo.
-No te rindes, ¿verdad... Emina-sensei?-Le aparté las manos de la boca y se las sujeté con mi mano derecha-Entonces, tendré que ser malo contigo- le dije con una sonrisa mientras con la izquierda levantaba sus caderas. ella se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer.
-¡No, espera! ¡¿Qué vas a...-no pudo terminar la frase porque un grito de placer de su propia boca se lo impidió.
Entré brutalmente dentro de Emina-sensei, provocando que a causa del placer (extrañamente no hubo dolor, a pesar de que no preparé su entrada), ella echo toda la cabeza hacia atrás y levantase más las caderas. Aquella visión me excitó aun más y seguí penetrándole con fuertes embestidas, fundiendo sus gemidos y los míos. Emina luchaba por soltarse pero el placer se lo impedía.
-No te soltaré si no me lo pides-pude decir casi sin aliento.
-...no quiero...no quiero que me sueltes...nunca-su respuesta me sorprendió (pero no por ello paré, yo a empujar, a empujar ^///)-...Kakashi-sensei...
-Emina-sensei...entonces...nunca lo haré...nunca te soltaré...nunca te dejaré sola...porque yo...yo...te quie...¡AAAAAAHHH!
El despertador marcaba las dos de la mañana. No lo había conseguido. No pude excitarme de ninguna manera pensando en mujeres por muy atractivos que fuesen. La luz de la luna me iluminaba desde la ventana que había en la cabecera de mi cama y miré mi mano. Húmeda y blanca. Mi propio semen. Sólo tú lo has conseguido, pensé. Sólo tú eres capaz de excitarme. Pero sólo fuiste una fantasía...¿y si en la vida real no es así? ¿serás capaz de hacerme sentir de esta manera en la realidad... Emina-sensei?
Después del "experimento" estaba exhausto, por lo que me quedé dormido enseguida. Obviamente, cuando sonó el despertador ni lo oí (sólo soñaba con los sensuales gemidos de Emina que neutralizaban cualquier otro sonido existente XD), así que no llegué a las 5 de la mañana a mi cita, hora en la que había quedado con mi grupo para hacer mi inaprobable prueba de los cascabeles.
LLevo ya un par de semanas haciendo misiones con mi grupo. Sorprendentemente, superaron la prueba (aunque los cascabeles ni los tocaron, claro) y mi opinión sobre ellos ha empezado a cambiar. Les estoy comenzando a coger cariño a esos tres. Pero ahora sólo puedo ver a Emina cuando llevamos los reportes de las misiones y cuando vamos a que nos asignen alguna. Mis chicos me quitan tiempo para hacer avanzar nuestra relación y a este paso ni siquiera llegaremos a ser amigos u_\. Y mientras, mis dudas siguen en mi mente...Sin embargo, pronto ocurriría algo que no sólo cambiaría nuestra relación sino que también aclararía de una vez por todas mis confusos sentimientos...
Acababa de despedirme de mi grupo tras terminar con una misión. Las clases en la academia ya deben haber terminado, pensé, por lo que me dirigí rápidamente hacia allí. Quería ver a Emina-sensei antes de que se fuera a casa. Además, sentí que iba a llover y mucho. Me paré a observar desde los tejados de unas casas cercanas. Por la ventana de la sala de profesores podía ver a Emina sentada escribiendo. Podría pasarme horas sólo mirando como escribía. Y de pronto...comenzó a llover. Primero muy suavemente pero pronto parecía que iba a diluviar (truenos y relámpagos incluídos). Como no tenía intención de pillar la pulmonía del siglo, decidí resguardarme en la academia (y de paso estaría a solas con ella n_\) y entré por la ventana saludando sonriente y chorreando agua por todos lados.
-¡Kakashi-sensei, vas a coger un resfriado!-dijo preocupada-¿Qué haces por aquí con la que está cayendo?
-Bueno, venía a entregar el reporte de nuestra última misión pero se me mojó por el camino-mentí (así quedaría como un hombre responsable XD)
-Podrías haber esperado hasta mañana, hombre-me sonrió como si hablase con un niño aplicado preocupado por sus notas-. ¿Tu casa está muy lejos de aquí?-Mi calenturienta mente empezó a darle vueltas a las posibles interpretaciones que se le podían dar a esa pregunta... pero enseguida me di cuenta de lo que pretendía realmente...
-Pues...bastante Un_\-mentí de nuevo-. Por eso decidí esperar aquí a que amainase la lluvia un poco.
-Bueno, yo vivo muy cerca-comenzó a tocarse con un dedo la cara-. Si corremos un poco bajo la lluvia puede que los dos nos salvemos del resfriado- volvió a sonreir.
Lo que esperaba de una persona tan amable como Emina. Solo pretendía que no me pusiese enfermo, por eso me ofrecía su casa para cambiarme de ropa. Yo acepté, por supuesto. Aunque le seguí, yo ya sabía perfectamente dónde estaba su casa (aunque nunca me he puesto a espiarla allí...mucho Un_\). Cuando llegamos, me ofreció una toalla para secarme mientras iba a por ropa seca. Lo que no imaginé fue lo que me iba a proponer cuando llegó con el pijama en las manos...
-¿Quieres mejor que nos bañemos antes de cambiarnos?-su ingenuidad no le permitió comprender la razón por la que yo le miré como si me hubiese propuesto hacer la cosa más sorprendente del mundo.-¿Kakashi-sensei?
-Em...sí, claro, como tú quieras n_\
Emina fue a preparar el baño mientras yo analizaba la situación. Ella y yo. Desnudos. Mojados. Muy juntos (su bañera no era muy grande). Y solos. Realmente era perfecto para aclararme...el simple hecho de pensarlo ya me calentaba sobremanera... pero...¿cómo iba a disimular delante de ella? Una cosa es mentir y actuar pero lo que empezaba a crecer entre mis piernas (pensar no es tan bueno como parece a veces Un_\) tenía vida propia...qué problema...tenía que entrar en el baño antes que ella para que no se diese cuenta...¡pero ella ya estaba en el cuarto de baño!...bueno, algo se me ocurriría...
¡NO SE ME OCURRÍA NADA! Entonces, Emina llegó en ese momento para decirme que el baño ya estaba listo. Mi mente trabajó a la velocidad de la luz y lo único que se me ocurrió fue correr hasta el balcón del salón, lo abrí y miré como si hubiese visto algo sospechoso (y quedé de espaldas a ella por lo que no pudo ver como me encontraba). Emina corrió a mi lado y miraba a todos lados mientras me preguntaba qué pasaba. La lluvia volvía a caer sobre nosotros.
-Pensé que alguien nos espiaba-dije alegremente como si nada y me metí dentro de la casa(volví a darle la espalda)-. ¡Vamos al baño!
-o_oU-Emina cerró el balcón y cuando se disponía a seguirme hasta el baño, vió que ya no estaba en el salón.
Fuí a una velocidad ninja hasta el baño, me desnudé, me mojé bajo la ducha y cuando estaba sentado en un pequeño taburete de baño enjabonándome, entró. Desnuda, con el cabello mojado cayendo sobre sus hombros y con expresión algo tímida, Emina hizo que todas mis dudas se desvanecieran. Automáticamente, mi entrepierna se endureció un poco más. El problema comenzaba a aumentar de tamaño (literalmente Un_\). Realmente me dí cuenta que la deseaba de todas las formas posibles en las que se puede desear pero... ¡ahora no era el momento de que se diese cuenta! mierda, tenía que hacer algo para que Emina no descubriera mi erección...
Intenté no mirarla mientras estaba bajo la ducha (pero fui débil y caí en la tentación u_\). El agua recorría cada rincón de su piel morena...cómo desee ser el agua en aquel momento...espera...¡eso es! ¡el agua!...
Ya no había forma de relajar mi entrepierna, así que decidí terminar de lavarme y ponerme bajo la ducha con agua fría...eso no fallaría. Pero había otro problema...entre la ducha y yo...estaba Emina-sensei Un_\(imaginen pasar por delante de ella y verla toda desnudita).¿Cómo podría pasar por delante de ella sin que se diese cuenta de...? Entonces, mi objeto de deseo interrumpió mis pensamientos...
-¿Te froto la espalda?-(no penséis cosas raras, esto es muy normal mientras que fuese entre conocidos)Era perfecto, así yo quedaría de espaldas a ella y tendría un momento para pensar qué hacer. Luego me dí cuenta de que no había sido buena idea...
Me estaba excitando aún más al sentir las manos de Emina en mi espalda y la idea de concentrarme desapareció completamente. Ahora solo podía pensar en cómo aguantarme las ganas de saltar sobre ella en ese momento... Terminó (menos mal porque mi aguante estaba llegando a su límite) pero la cosa luego empeoró...
-¿No te importa...?-Por un instante pensé que me propondría algo muy indecente (yo y mi mente calenturienta n_\), pero el hecho de que se sentara de espaldas a mí me hizo darme cuenta que lo único que quería era que yo le frotara la espalda ahora.
Acepté para quedar bien pero el estado en que me encontraba no era el más adecuado para estar haciéndole eso...os lo podéis imaginar Un_\. Intentaba desviar mi mente pensando cómo llegar a la ducha pero lo que estaba haciendo era realmente...excitante. No, tengo que resistir...tengo que resistir...tengo que...
-¡EMINA!, ¿QUÉ ES ESO?-dije señalando al techo de repente, sobresaltando a la pobre sensei.
-¿El qué?-aprovechando que miraba hacia donde yo había señalado anteriormente, fui veloz hasta la ducha y me recreé triunfalmente en mi victoria pero...¿qué es esto?...¿por qué demonios no se mueve el jodido grifo?...como tenía las manos llenas de jabón, los dedos me resbalaban y no conseguía abrir el agua fría...así que entré en un estado de desesperación tal que casi rompí el grifo... pero lo conseguí y un gran chorro de agua helada cayó sobre mí...y un gran grito salió también de mi garganta UUUn_\
-¡¡¡JODEEEEEEER, QUÉ FRÍAAAAAAAA!!!
Al oír mi grito, Emina me miró e intentó cerrar el grifo de la ducha rápidamente pero yo estaba en medio y el agua fría también cayo sobre ella. Al intentar apartarme para dejarle sitio, resbalé y lo primero a lo que pude agarrarme fue...ella Un_\. Conclusión: yo caí en la bañera golpeándome la cabeza contra la pared y no matándome de milagro e Emina sobre mí intentando revivirme a sacudidas y gritando mi nombre mientras se disculpaba innumerables veces...
Tras el accidentado baño, tuvimos una tranquila cena (que no fue ramen, para los que piensen que Emina es como Naruto ¬_\) y pudimos hablar por fin como dos amigos normales y corrientes. Por supuesto, el tema Naruto fue el primero en nuestra conversación pero no el único (menos mal). Me sentía muy bien teniendo a Emina-sensei por fin para mí solo...contándome la mayoría de las cosas que ya sabía sobre ella pero esta vez oyéndolas de su propia boca... sonriendo solo para mí... solo para mí...
Se estaba haciendo tarde y la lluvia parecía no querer parar de caer (¡bien por la lluvia! XD), por lo que Emina me propuso que me quedase a dormir. Yo casi creí morir de felicidad. Fue hacia su habitación para buscar un futón donde pudiese dormir y yo fui tras ella para ayudarla (¿ayudarla? ¿a llevar un futón? realmente mi pequeña Emina era un ingenua XD). Mientras buscaba en su armario de puertas correderas, yo miraba su cama. Podría estar haciendole de todo ahora mismo en esa cama, pensé. Pero aun no era el momento...todavía no...
La cara de Emina-sensei cambió de expresión cuando miró por la ventana de su habitación. Claro que no encontraba los futones en el armario...¡como que estaban tendidos bajo la lluvia y ella había olvidado meterlos dentro!
-No te preocupes, no import...-no pude terminar a frase...
-Tendremos que dormir juntos-lo dijo con toda la inocencia del mundo pero yo me quedé petrificado cual estatua de Hokage...¿se puede ser tan afortunado y desgraciado a la vez? La felicidad me embargaba sólo de pensar que podría pasar toda una noche en la misma cama que Emina pero pronto me dí cuenta que sería una enorme tortura la que iba a pasar sin poder hacer nada más que oír su respiración...¿podría aguantar mi deseo toda una noche tan cerca de su tentador cuerpo?
La cama no era pequeña para alguien como Emina pero con un cuerpo con el mio sobre ella un poco sí que lo parecía. Teníamos espacio para movernos pero aun así no podíamos evitar rozarnos levemente de vez en cuando cuando alguno de los dos se movía, así que decidí no moverme en toda la noche por miedo a tocarla, despertarla... o violarla Un_\. Nos acostamos de espaldas uno respecto al otro, así que me sentí tenuemente aliviado.
-Kakashi-sensei...
-¿E...Emina-sensei?-el corazón me dió un vuelco y mi estómago se encogió.
-¿Sabes?... había oído rumores sobre tí-espero que buenos, pensé-,que decían que eras un hombre frío e introvertido... y... cuando fui a preguntarle a Hokage-sama sobre tí-¿fue a hablar con Hokage-sama sobre mí? soy tan feliz n///-pensé... que serías un sensei extremadamente estricto-vaya, así que sólo era para saber qué tipo de sensei tendría Naruto...u_\-.Pero...
-...-¿pero...?
-Realmente, esta tarde me lo he pasado muy bien con tu visita...-mi corazón volvía a cobrar vida propia-...eres...un hombre muy...peculiar...
Una sonrisa se dibujó en mis labios pero Emina no llegó a verla. Con eso me daba por satisfecho esa noche.
Las cuatro de la mañana. Ya había dejado de llover y yo aún no había conseguido pegar ojo ni me había cambiado de postura en toda la noche, por lo que tenía el lado derecho de mi cuerpo dolorido. Emina dormía profundamente, lo noté en su calmada respiración, así que decidí girarme hacia el otro lado con cuidado de no despertarla. Lo que ví cuando me dí la vuelta fue la imagen más hermosa del mundo.
Me encontré con el rostro de Emina dormido plácidamente e iluminado por la luz de la luna que entraba por la ventana de la cabecera de su cama (igual que la de mi habitación). Su negra melena descansaba deordenada sobre la almohada y algunos mechones le caían sobre la cara. Mi corazón comenzó a latir como loco y sentí una punzada en el estómago. Dudé mucho, pero lo hice. Saqué mi mano de las sábanas y la acerqué lentamente hacia su rostro dormido. Con muchísimo cuidado y delicadeza, le aparté los mechones que cubrían su cara y la miré. Ya no albergaba ninguna duda. Estaba completamente enamorado de la mujer que tenía frente a mí. Pero un nuevo miedo se apoderó de mí...¿y si ella no podía corresponderme?(a mí ya me había costado lo mío darme cuenta y aceptarla)Puede que no vuelva a tener una oportunidad como esta en toda mi vida, pensé. Así que decidí arriesgarme...
Despacio, fui acercando mi rostro al de Emina-sensei pero cuando estaba a escasos milímetros de sus labios... me detuve. No... no podía hacer aquello... podría despertarla y... entonces acabaría todo antes de empezar... u_\. Podía sentir la respiración de Emina tan cerca de mí... que me permití un pequeño regalo... rocé sus labios con los míos, casi ni los toqué... ni siquiera podía considerarse aquello un beso... sólo una caricia. Alejé mi rostro del suyo y volví a mirarla con todo el amor del mundo. Pero seguía insatisfecho. Acerqué de nuevo mi mano a su cara y acaricié con las puntas de mis dedos suavemente, al igual que había hecho antes con mis labios, su mejilla...su frente...sus ojos...sus labios...
-Te quiero, Emina-susurré.
Decidí irme antes de que Emina se despertara. Escribí una pequeña nota agradeciéndole su amabilidad y me fui a mi casa (ni que decir que en cuanto llegué a mi cama, caí profundamente dormido). Nuestra relación había dado un gran paso esa noche y yo me sentía el hombre mas feliz de todo Konoha y alrededores...pero sólo era el principio...
Los siguientes meses no sólo mejoró mi relación con mi grupo sino también con Emina-sensei. Cuando no teníamos mucho trabajo ni Emina había quedado con Naruto, pasábamos un tiempo juntos, ya fuera para ir al Ichiraku a comer ramen o a irnos a beber (no seáis malpensados, yo nunca me aprovecharía de ella, solo asta que ya fueramos pareja ¬_\) o simplemente pasando un rato juntos después de trabajar. Aquellos momentos para mí eran la felicidad infinita. Pero precipitarse cuando las cosas van bien... es el error más grave que se puede cometer...
Naruto no paraba de quejarse (como siempre ¬_\) de las misiones que se nos asignaban. Yo ya optaba por pasar de sus quejas y seguía leyendo mi novela preferida mientras ellos cortaban malas hierbas del jardín (sí, nuestra misión era arreglar un jardín Un_\) pero entonces dijo algo que me llamó la atención...
-Kuso, ojalá yo soñara también con cerezos de vez en cuando...
-¿Por qué dices eso, Naruto?-le pregunté con curiosidad.
-¿Eh?- me miró con su cara de kitsune despistado- ¡Ah! Es que Emina-sensei me dijo que una vez soñó con cerezos en flor y las cosas le fueron mejor desde entonces... ya podría pasarme lo mismo a mí para que me dieran una misión en condiciones...
-Serás baka...-susurró de forma perfectamente audible Sasuke-kun, lo que provocó que Naruto y él comenzasen de nuevo a pelear...
¿Cerezos en flor? Emina nunca me había comentado nada al respect... un momento... no será que... si era lo que yo creía que podía ser, debía pensar rápido. Hoy podría ser el día que realmente había estado esperando desde hacía 12 años...
Les dije a los chicos que terminasen la misión y me fuí como un rayo hacia la academia ninja. Podía oír de lejos las quejas de Naruto a gritos pero esto era más importante... mucho más...
Llegué a la academia. Hoy Emina-sensei tenía mucho trabajo, por lo que iba a salir tarde. Tenía tiempo. Ví que los últimos profesores ya se iban y me dirigí a la sala de profesores. Vacía. Por un momento casi me deprimí pero pensé que lo más probable es que estuviese en el baño o en cualquier otro sitio de la escuela. Nadie en los lavabos. Nadie en las aulas. Comencé a desesperar...¡era imposible que Emina se hubiese ido ya! Aunque...¿y si se había puesto enferma y por eso se había marchado antes a casa? Cuando me disponía a salir corriendo hacia su casa...ella apareció.
Emina venía cargado de montañas de documentos y casi no le reconocí (pero el amor lo puede todo, hasta producir rayos X en los ojos XD). Al darse cuenta de mi presencia, me saludó con una sonrisa.
-¡Kakashi-sensei!
-¡Hola! Déjame ayudarte- dije mientras cogía un buen puñado de los papeles que cargaba-. ¿Dónde estabas? Casi me voy a tu casa a buscarte- le sonreí.
-Gracias. Estaba en el almacén de archivos poniendo un poco de orden...pero como tengo que subir y bajar tantos papeles pues tengo que hacerlo en varias veces...no soy tan fuerte n_n
-Bueno, pues entonces te ayudo, que no tengo nada que hacer n_\
-¡Muchas gracias! Qué amable- me sonrojé y desvié la mirada.
Tras dejar los montones de documentos ordenados en la sala de profesores, volvimos a bajar cargados con nuevas montañas de papeles hacia el almacén de archivos. Entonces, le pregunté al fin...
-Oye, Emina-sensei...¿tú sabes algo sobre soñar con cerezos en flor?-Emina pareció sorprenderse y sus mejillas se tornaron rojas en un momento.
-¿Por...por qué me preguntas eso?-intentó disimular su nerviosismo con una sonrisa pero eso sólo la acentuó más. Era encantadora.
-Bueno, Naruto me comentó algo hace un rato sobre que soñar con cerezos en flor da suerte o algo así... no me enteré muy bien... me dijo que tú se lo contaste...
-Sí, bueno... yo... ¡aquí es! -intentó cambiarme de tema cuando llegamos a la sala cerrada llena de archivos y documentos, un almacén algo más grande de lo normal, pero no estaba dispuesto a rendirme tan fácilmente...
-¿Por qué no me lo quieres contar?-puse ojitos de pena-¿qué soñaste exactamente?
-Pues...-Emina hablaba mientras iba colocando documentos en sus correspondientes lugares-...estaba tumbada bajo unos cerezos en flor y los pétalos que caían me acariciaban la cara y...-de repente, la oscuridad nos envolvió.
Al parecer, se había producido un corte eléctrico y se fue la luz. Nos tranquilizamos al sentir nuestras presencias nada más (no presentí enemigo alguno). Pero estando a oscuras, no podíamos seguir organizando el papeleo (y no convenía hacer ningún jutsu de fuego allí dentro Un_\), así que seguimos hablando mientras esperábamos a que regresase la luz.
-Bueno...¿y qué pasó luego, cuando te caían los pétalos de cerezo?
-Pues que... me desperté n_nU
-Ah U¬_\ ...¿y dices que soñar eso es bueno?
-Para mí... lo fue...-noté timidez en su voz-porque... desde ese día... comenzó nuestra amistad...
-...¿quieres decir... que tuviste ese sueño la noche que estuve en tu casa por primera vez?-no podía ser... ¿había notado mis caricias?¿por eso no me lo contó?-pero...¿por qué no me lo has contado nunca?
-Es que me daba un poco de corte, jeje-incluso en la oscuridad, pude sentir su nerviosismo... tuve la sensación de que no me lo había contado todo... así que me armé de valor y decidí arriesgarme de una vez por todas...
-En tu sueño...¿oíste... algo?
-...- de pronto, sentí como el corazón de Emina comenzaba a latir de forma descontrolada...-¿cómo sabes tú...?
-¿Qué oíste, Emina-sensei?
-Yo... oía en el viento una voz... como un susurro... decía algo como...
-Te quiero... Emina.
Un absoluto silencio se unió a la total oscuridad que nos envolvía. Sólo los latidos acelerados de nuestros corazones y nuestra respiración era lo único que nuestros oídos podían percibir. Entonces, sonaron unos pasos. Los míos. Me acerqué a ciegas a Emina (sintiendo su presencia, claro) y ella, al sentir mi presencia acercándome, se alejó y dió con su espalda en una pared. Yo apoyé mi mano izquierda en la pared, al lado de su cara.
-¿Tan desagradable te parezco?-le pregunté.
-No... no es eso, pero... es que a mí no...
-Si vas a decirme que no te gusto-le interrumpí- puedes ahorrártelo... a mi no me gustan las relaciones…
-Entonces... ¿qué...?
-Tú... tú eres diferente Emina-sensei... -acerqué mi mano derecha a su rostro y le acarié la mejilla tan suavemente como lo hice la noche que dormimos juntos. Después... sus labios. Emina comenzó a comprender.
-Kakashi-sensei... tú...
-Sí...mi voz era la que oíste en el viento... las puntas de mis dedos eran los pétalos de tus cerezos... al igual que...-lentamente, rocé mis labios con los suyos, ella los apretó como si creyese que le iba a besar pero no lo hice... al menos por el momento...
Sentí su cara caliente, se había sonrojado. Seguí acariciando su rostro con mis labios. Emina casi no se movía, estaba muy nerviosa. El latir de su corazón y su respiración se aceleraban. Su piel se calentaba... al igual que yo. A pesar de que quería hacer ver que quería resistirse, las reacciones de su cuerpo le contradecían. Y yo ya estaba empezando a excitarme... así que no aguanté más y la besé suavemente. Quería que ella me correspondiese el beso, por lo que tuve paciencia y no desaté aún mi pasión. Poco a poco, Emina-sensei dejó de apretar los labios y permitió que la besara. Bien, pensé, ahora necesito que tú también me beses. Hice un poco más de presión en sus labios, como pidiéndole que ella también colaborara. Funcionó. Emina comenzó a besarme también. Ahora es el momento, me dije. Con delicadeza, acaricié su mejilla y la sujeté suavemente la cara mientras abría un poco mi boca y pasaba mi lengua sensualmente por su labio inferior. El efecto fue inmediato. Emina abrió la boca y me dejó jugar con su lengua. Sí, no había duda, pese a la timidez que aún mostraba, a ella también le gustaba lo que estaba haciendo.
Era el momento de las manos. Mi mano derecha ya no sujetaba su cara, ahora le acariciaba el pelo e intentaba quitarle el protector de la pierna. Mientras, mi mano izquierda dejó la pared donde estaba apoyada y le acarició el rostro levemente para bajar directamente a su trasero. La cosa va bien, pensé al sentir la excitación que crecía en la entrepierna de Emina-sensei y que rozaba con mi miembro, muy bien. Oí el protector cayendo al suelo. De la boca de la joven sensei había pasado a su cuello, ella intentaba resistirse sin mucho esfuerzo pero mi lengua lo estaba poniendo a cien. Noté como su cabello caía sobre mi cara. Le había tirado de la goma que se lo sujetaba con impaciencia. Si hubiese luz...
Empezaba a tener demasiado calor. Me quité con rapidez el chaleco y la camiseta, haciendo que se me cayese el protector al tirar con tanta fuerza. No quería que Emina se me escapara n_\. Oí la cremallera de su chaleco. No se la había bajado del todo (¿de verdad creías que eso te aliviaría el calor, Emina? n_\), por lo que yo la bajé por ella y le quité de paso el molesto chaleco. Metí mis manos bajo su camiseta y recorrí sus pechos, acariciando con lujuria sus pezones. Un suave gemido ahogado. Intenté quitarle la camiseta pero ella la tenía agarrada con las manos. Mi deseo empezó a desatarse...¿así que te sigues resistiendo aunque estés deseándolo?, pensé. Tiré con más fuerza y conseguí quitársela (tampoco es que ella se esforzara mucho por impedírmelo). Besé sus hombros desnudos y fuí bajando. Lamí con deseo sus pezones mientras mis manos comenzaban a buscar la cremallera de su falda (yo tuve que bajar la mía hace rato porque ya me empezaba a hacer daño tanta presión ^///).
-E...espera...
-¿Segura... Emina-sensei?
Como pensaba. Su silencio lo decía todo así que continué. le bajé la cremallera, la falda y la ropa interior. Para entonces, mi lujuriosa lengua ya había recorrido todo su torso y sentí algo cuando me arrodillé frente a Emina y sujetaba sus temblorosas piernas. Comprendí lo que era y comencé a acariciarlo suavemente con mi rostro. Luego lo rocé con mis labios y lo besé una y otra vez. Emina gemía entrecortadamente. ¿Aun te resistes? me encanta... sus piernas temblaban. Fue entonces oí un gemido profundo. Te gusta después de todo, ¿verdad? Me recree besando, lamiendo, chupando, acariciando... entre los sensuales sonidos que emitía Emina por el placer, mientras mi propio pene se endurecía más y más... anhelando el calor del interior de mi resistente sensei...
-Ka... ¡Kakashi-sensei!- Emina se sobresaltó al sentir los dedos de la mano, con la que anteriormente le sujetaba una de las piernas, intentando abrirse paso en su estrecha entrada mientras yo seguía lamiendo.
-Tranquila- le dije mientras me levantaba y le besaba en los labios-. Sólo tienes que relajarte...-le susurré dulcemente para tranquilizarla.
Conseguí poner a Emina a la pared (porque ella seguía resistiéndose todavía Un_\) y la abrase. Me lamí los dedos e intenté introducírselos pero ella estaba muy nerviosa y algo asustada, por lo que su entrada estaba demasiado estrecha y podía hacerle daño. Entonces, con la otra mano comencé a masturbarle. Eso hizo que se empezara a relajar poco a poco y pude meterle mis dedos. Sí... mucho mejor... cuando entraron tres dedos, acerqué la punta de mi miembro a su entrada y se la caricié... no podía más... tenía que hacerlo ya...
Despacio, me dije... entra despacio... me costó aguantar las ganas de entrar a lo bestia... pero lo conseguí... un gran gemido de Emina... una vez dentro no pude más y empecé a empujar aumentando demasiado rápido el ritmo... Emina acallaba sus gemidos hundiendo la cabeza en uno de sus brazos, por lo que yo no podía saber si estaba disfrutando o sufriendo... además... el oírle hacía que me excitase todavía más...
-No puedo oírte...-le susurré acercándome a su oído y le lamí sensualmente el borde de la oreja mientras le movía el brazo, de forma que no lo pudiese usar para taparse la boca.
Me pidió, casi en un susurro, que fuese más despacio. Yo le obedecí. Mucho mejor... ahora que podía oírle también podía calcular el ritmo con el que moverme... y también saber si le hacia daño o no... Los gemidos de Emina eran un placer para mis oídos. Llegó un momento que no pude distinguir los suyos de los míos... más y más fuerte... más rápido... más... más... de pronto, sentí como el interior de Emina se estrechaba violentamente, presionando mi miembro en su interior y casi al instante, un último gemido intenso salía de su garganta. Al sentir aquella opresión sobre mi pene, yo no pude resistirlo más y me corrí.
En la oscuridad que aún había, sentí nuestra respiración intentando recuperar la normalidad. Un último suspiro profundo y el almacén de archivos volvió a llenarse de un silencio absoluto. Emina y yo todavía seguíamos en la misma postura en la que habíamos llegado al orgasmo. Salí suavemente de su cálido interior. No dijo nada. Cuando intentó moverse para apartarse de mí, me abracé a ella por la espalda. Silencio.
-Ha sido el mejor polvo de toda mi vida-le susurré. Tanteé buscando mi ropa y me fui.
Pero pronto me iba a dar cuenta del gran error que cometí al haber pronunciado esas palabras...