Dominacin

El Sharingan es una herramienta increíble.

Pescar es fácil cuando tienes reflejos sobrehumanos y ojos que ven el mundo en cámara lenta. Me bastaba un instante para atrapar peces del río,  sin tener que mendigarle nada a esta aldea podrida que me desprecia. No necesitaba su lástima, ni sus sobras. Esta habilidad me liberaba, aunque solo fuera en lo cotidiano.

Pensé en la vida que había llevado Naruto. No hubo abuso físico, eso es cierto, pero la negligencia sistemática es una forma de violencia más silenciosa. Lo dejaron crecer solo, hambriento, ignorado. Era un cuerpo con historia... una historia que ya no me afectaba más allá del asco que me inspiraba esta aldea.

Por eso, no sentía la más mínima culpa en lo que planeaba hacer. Konoha no merecía lealtad. Solo control. Ahora bien, respecto al Kotoamatsukami, sabía que debía ser paciente. Un mes entre usos si quería implantar obediencia total sin dañar mi cuerpo ni mis ojos.

Sin embargo, eso no significaba que estuviera inactivo. Con civiles sin entrenamiento podía usar genjutsu más simples, potentes y efectivos, sin necesidad de llegar al Mangekyō. Pero tampoco podía ir tomando a cualquiera sin cuidado, esta aldea está infestada de ninjas, sensores y ANBU ocultos. Un movimiento mal calculado y mi red se desmoronaría antes de formarse.

Por eso, Suzume fue un acierto. Tener a una maestra de la academia bajo mi control era una carta de pase libre. Su posición me abría acceso a los registros, a los estudiantes, y a ciertas libertades que ni un genin recién graduado podría soñar.

Ahora que era mía, podía moverme con mayor tranquilidad. Aun así, decidí restringirme, por ahora, a objetivos dentro del mundo shinobi. Era mejor tejer mi red en las sombras con soldados funcionales antes de contaminarla con civiles. Cuando tuviera suficientes shinobi leales a mí, entonces sí, podría extenderme sin miedo a ser descubierto.

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Desperté con la sensación de unas manos calientes que se mueven arriba y abajo por mi polla, estimulándola con un ritmo fluido y sensual. Abrí mis ojos para mirar a Sakura; sus ojos verdes brillan con una mezcla de ira y molestia.

Ella continúa acariciando mi enorme pene con ambas manos pequeñas.

"No puedo creer que me ordenaras despertarte así, eres un arrogante bastardo"

Su voz mostraba lo molesta que estaba, sin embargo continuo moviendo sus pequeñas manos de manera rápida y sensual en mi erección palpitante.

"¡Mira esto! ¡Estás tan grande y gruesa... ooohh joder! ...y ahora está toda duro y latiendo en mis manos a causa tuya!"

Exclama con una mueca de fastidio. Sakura apreto mi pene más fuerte, apretándolo entre sus suaves dedos mientras me mira con una expresión de frustración y rabia.

"¡Puede que piense que eres algún tipo de semental, pero solo un cerdo desagradable y sobresexualizado que no puede controlar sus impulsos!"

Su gruñido era de furia, incluso cuando su otra mano se movió para acariciar mis testículos. Con un movimiento rápido incremento la velocidad e intensidad de sus movimientos, sus pequeñas manos se convierten en un borrón mientras suben y bajan por mi polla palpitante, bien lubricada.

Su respiración es corta e iracunda, pero puedo ver el sonrojo en su rostro al inhalar el intenso olor masculino.

"Mmmph, joder... tu polla huele tan intenso, tú... tú jodido bastardo!!"

Sus gruñidos mostraban el esfuerzo, ella se inclino para presionar su nariz en la punta inflamada y goteante del glande. Sakura inhalo profundamente con un suspiro, sus fosas nasales se abren al inhalar mi aroma embriagador e intoxicante.

Sus dedos se tensaron más alrededor de mi pene grueso, apretándolo y ordeñándolo con movimientos desesperados. Los sonidos húmedos y obscenos de sus movimientos llenan la habitación mientras continúa su furioso asalto a mi virilidad.

"¡Oooh dios, odio tanto hacer esto por ti!"

Sus quejidos fueron amortiguados cuando ella bajo su rostro para olfatear con su nariz, su rostro estaba contra mis bolas y ella inhalaba profundamente, perdida en una niebla de lujuria reticente y rabia.

Sakura hundio su cara entre mis piernas, su aliento caliente baña mis testículos pesados ​​y llenos mientras los recorre con la lengua, saboreando mi piel salada y rugosa. Lame y sorbe mi escroto hinchado, gruñendo y mirándome con una mezcla de odio y lujuria a regañadientes.

"¡Joder... oooh, joder... eres un completo cerdo!"

Sus gruñidos son exquisitos, ella continua chupando mis testículos con fuerza con su boquita antes de soltarlos con un chasquido húmedo.

"Mmmmph... ¡obligándome a adorar esta... esta enorme y apestosa polla tuya! No puedo... ugh... no soporto cómo huele... tan fuerte y potente... me está volviendo... aahh... ¡joder... jodidamente loca!"

La mano de Sakura se acelera aún más, bombeando y apretando mi grueso miembro con embestidas desesperadas y agresivas. Me aprieta la polla como un torno, haciéndome gemir de placer.

"Te odio... odio esta polla enorme, jodidamente gorda ... odio lo mucho que mi cabeza se siente mareada... oooh, joder... odio que huelas tan fuerte... odio... odio... ¡puaj! ¡LO ODIO!"

Grito, hundiendo la cara en mi entrepierna e inhalando el aroma denso y almizclado con un gemido.

Mi pene palpita y palpita bajo el furioso agarre de Sakura mientras alcanzo mi clímax explosivo. Gruesos y calientes chorros de semen brotan de la punta hinchada, manchando el cabello rosa y la cara sonrojada de Sakura con mi cremosa semilla.

Sakura apreto los dientes con asco, sin dejar de acariciar y apretar agresivamente, extrayendo hasta la última gota de semen de mi pene, el semen espeso que sale a borbotones pinta sus rasgos de blanco.

"¡Ugg, qué asco! ¡Mira este maldito desastre... eres un cerdo! ¡No puedo creer que te haya dejado usarme así!"

Justo antes de que termine de correrme, Sakura volvió  a tomar mis pesados testiculos en su boca, dándoles una succión larga y fuerte mientras mi pene continúa retorciéndose y goteando lo último de su carga por toda su cara.

Finalmente, ella libero mi escroto con un pop húmedo, dejando restos de saliva en los orbes. Secándose apresuradamente el semen de los rostro y el cabello, Sakura me miro con absoluto desprecio, llevándose los dedos pegajosos a la boca. Comenso a lamerlos uno a uno, estremeciéndose de asco al saborear mi esencia.

"Hnng... ¿y a esto me redujiste, asqueroso bastardo? ¿Usándome como tu juguete sexual personal, obligándome a limpiar tu maldito desastre? ¡Debería abofetearte por esto!"

Así comenzó mi mañana. Mi pequeña y leal Sakura cumplía su función sin fallas, despertarme y vaciar mis bolas antes de asistir a la academia. Esa era su primera tarea del día, y para ello debía acostarse temprano y levantarse incluso antes, solo para asegurarse de que yo no perdiera ni un minuto de descanso.

Rutina, obediencia, eficiencia, simples ajustes que poco a poco reconfiguraban su vida a mi conveniencia. Otro cambio implementado fue su alimentación, ya no se mataria de hambre con esas dietas estupidas. Un ninja quema muchas calorías, y si ella iba a ser útil, necesitaba cuidar su cuerpo. Más proteínas, vegetales, alimentarse acorde al ejercicio que hara.

Le ordené comer bien, porque quería que se desarrollara correctamente. Especialmente su figura. Especialmente su parte posterior ese culo redondo tenia que ser mantenido perfecto..

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Observé a Sakura mientras limpiaba los restos de semen de su rostro con cuidado. A un lado, sacó una pequeña maleta con artículos de aseo personal. Al parecer, venía preparada. La contemplé unos segundos más, pensando en una pregunta que ya me había hecho antes.

¿por qué no simplemente moldearla del todo? Convertirla en una pieza leal, sí, pero también feliz, obediente, sumisa sin reservas. ¿Por qué no borrar el odio en sus ojos?

La respuesta era simple: eso sería aburrido.

La variedad es lo que da sabor a la vida. Habrá mujeres que se someterán con sonrisas, que encontrarán placer en complacerme con entusiasmo casi ridículo. Otras, como Sakura, conservarán su personalidad fuerte, su carácter áspero, su resistencia superficial. Y sin embargo, obedecerán igual. La fricción, la tensión, todo eso lo hace más interesante.

No quiero esclavas idénticas. Quiero un elenco. Quiero contraste. Quiero poder, sí… Pero también quiero disfrutar del proceso.